miércoles, 16 de marzo de 2011

Mujeres y bicicletas

Mujeres y bicicletas


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Hace unos días que recibí un correo de mi buen amigo Paco Tortosa, escritor y geógrafo también, titulado “Mujeres y Bicicletas”.
En él trataba de hacer un pequeño homenaje a la mujer ciclista en el Día Mundial de la Mujer Trabajadora.
Me manda un pequeño collage con imágenes de mujeres de todo el mundo que utilizan la bici como medio de transporte.
Lamenta que todavía existan países donde a la mujer se le prohíbe ir en bicicleta porque la bicicleta implica, libertad e independencia.  El primer Día Internacional de la Mujer tuvo lugar un 19 de marzo de 1911 en varios países de Europa, en el que se reivindicaba el derecho al voto, la ocupación de cargos públicos, la formación profesional y el derecho al trabajo.
La bicicleta en los países del tercer mundo, al igual que ocurrió en Europa a finales del siglo XIX, contribuye a mejorar el desarrollo social y cultural ya que la distancia no es obstáculo para acudir a la escuela, al trabajo o a la universidad. La mayor rapidez en los desplazamientos permite progresar, no se necesita combustible y es muy bajo el coste de mantenimiento. También permite disfrutar de mayor tiempo libre y salir del entorno de pobreza que, desgraciadamente, rodea sus hogares.
Me he permitido retomarlo y ampliarlo, y dedicar estas imágenes a las mujeres que practican la bicicleta de montaña. Quiero agradecer a todas nuestras amigas y compañeras, que forman o han formado parte de nuestras vidas, que nos han acompañado en los momentos más duros y comprometidos de nuestros viajes, que han luchado como quizás un hombre jamás lo hubiera hecho, que han estado junto a nosotros en los lugares más hermosos del planeta y que han sufrido, y gozado, de la dureza de algunas de nuestras montañas en las situaciones más difíciles que cabe imaginar. Gracias por vuestra compañía, y gracias también por hacer que seamos más gentiles, corteses, atentos y complacientes. Nuestras excursiones jamás hubiesen sido lo mismo sin ellas.
Ovidio, en el siglo primero antes de Cristo, escribió un precioso poema que traduzco literalmente del latín. Reza así:
“Cien mujeres distintas me enamoran.
Mi amor se adapta a todas las historias
La juventud  me atrae
La madurez me llama
La primera es mejor por su hermosura
Por su comportamiento me agrada la otra
En fin, a esas muchachas que el buen gusto
de todo el mundo aprueba en Roma entera
Mi amor las ambiciona a todas ellas”
Gracias por hacernos ver  de la forma más humana, el deporte y la montaña.
Texto y fotografías: jM Almerich

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